En nuestra práctica, entendemos que la vida adulta viene acompañada de desafíos únicos y complejos.
Ya sea que estés enfrentando momentos de transición, luchando contra trastornos emocionales o simplemente buscando mejorar tu bienestar general, estamos aquí para apoyarte.
A continuación, exploramos algunas de las áreas principales en las que nos especializamos y cómo podemos ayudarte a navegar por ellas.
La ansiedad es una respuesta natural al estrés, caracterizada por sentimientos de preocupación, nerviosismo o miedo que son fuertes y persistentes.
Puede afectar significativamente la vida diaria, interfiriendo en las actividades rutinarias, las relaciones y el bienestar general.
A menudo se manifiesta a través de síntomas físicos y emocionales, como taquicardia, sudoración, inquietud y dificultades para concentrarse.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que va más allá de sentirse triste o pasar por un mal momento.
Sus síntomas pueden incluir una profunda tristeza, pérdida de interés en actividades placenteras, cambios en el apetito o el peso, trastornos del sueño, fatiga, sentimientos de inutilidad o culpa excesiva, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
Afecta cómo una persona siente, piensa y maneja las actividades diarias.
La autoestima se refiere a cómo nos valoramos y percibimos a nosotros mismos.
Una autoestima baja o inseguridades profundas pueden llevar a problemas en la vida personal y profesional, afectando las relaciones y la capacidad para alcanzar objetivos.
Estas dificultades a menudo están enraizadas en experiencias pasadas y pueden manifestarse como duda constante, autocrítica y un miedo persistente al fracaso.
El duelo se refiere al proceso de reacción y adaptación a una pérdida significativa, especialmente la muerte de un ser querido, aunque también puede surgir de cambios bruscos vitales como divorcios, enfermedades o pérdidas de empleo.
Cada persona vive el duelo de manera única, experimentando una gama de emociones que van desde la tristeza y el enojo hasta la aceptación.
El maltrato puede tomar muchas formas, incluyendo física, emocional, psicológica y sexual.
Afecta profundamente la salud mental y física, llevando a un amplio rango de problemas emocionales y conductuales.
Las víctimas pueden experimentar miedo constante, ansiedad, depresión, baja autoestima y, en casos severos, trastornos de estrés postraumático.
Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad definido por un miedo intenso e irracional hacia objetos, situaciones o actividades específicas.
Este miedo es desproporcionado respecto al peligro real que representan y puede llevar a la evitación activa del objeto o situación fóbica, limitando significativamente la funcionalidad y calidad de vida de la persona.
La dependencia emocional se caracteriza por una necesidad excesiva de aprobación y afecto de otra persona, lo cual afecta la autonomía y el bienestar individual.
Quienes sufren de dependencia emocional a menudo ponen las necesidades de otros antes que las suyas, tienen dificultades para establecer límites saludables y temen la soledad.
Las adicciones se caracterizan por el uso compulsivo de sustancias o la participación en comportamientos (como el juego o el uso de tecnología) a pesar de las consecuencias negativas.
Pueden tomar control de la vida de una persona, afectando su salud, relaciones y funcionamiento en el trabajo o la escuela.
Los problemas de conducta alimentaria, como la anorexia, bulimia y vigorexia, implican patrones de alimentación desordenados que afectan negativamente la salud física y mental.
Estos trastornos son complejos y multifactoriales, a menudo relacionados con una imagen corporal distorsionada y una autoestima baja.
El acoso laboral o mobbing se refiere al comportamiento hostil y repetitivo por parte de una o varias personas hacia otra u otras en el lugar de trabajo, incluyendo intimidación, humillación, críticas constantes y sabotaje del trabajo.
Puede tener graves consecuencias para la salud mental y física de la víctima.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una condición de salud mental que se desarrolla después de experimentar o presenciar un evento traumático.
Los síntomas incluyen reexperimentación del trauma, evitación de situaciones que recuerdan al evento, cambios negativos en pensamientos y estado de ánimo, y respuestas físicas y emocionales exageradas.
Los trastornos del sueño, incluyendo el insomnio, se refieren a dificultades para dormir o permanecer dormido, lo que afecta la calidad del sueño y, por ende, la salud y el funcionamiento diurno.
Estos problemas pueden ser ocasionados por estrés, ansiedad, trastornos de salud mental, condiciones médicas, o malos hábitos de sueño.